



Concurro a un taller de amigas donde aprendí a amar la arcilla, y desde ahí no dejo de probar, investigar y sorprenderme cada vez que abro el horno y veo como han quedado mis piezas. Mi agradecimiento a la profe Bety que me hizo descubrir mi parte artística y a mí hijo que me inició en el mundo de los cáctus.